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Por Natalia Freire

La Deporteca

La última carrera de Ed Whitlock



 
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Ed Whitlock no destacó en la Universidad por ser un gran atleta. En realidad no se dedicó al atletismo seriamente hasta después de cumplir los 41 años. Comenzó a correr en la categoría de veteranos carreras de 800 y 1.500 metros.
 
Con el paso de los años fue incrementando la distancia y comenzó a alcanzar algunos éxitos pero cuando se jubiló de su trabajo como ingeniero de minas se convirtió en un maratoniano excepcional.
 
Empezó a correr la maratón con 65 años y con 69 se convirtió en el hombre de mayor edad en correr por debajo de las tres horas pues completó la carrera en 2 horas, 52 minutos y 47 segundos. Con 73 la terminó en 2 horas 54 minutos y 48 segundos. Y así sucesivamente. Siguió corriendo, siguió cumpliendo años y siguió batiendo récords.
 
Con 81 años, en Toronto, maratón a la que nunca faltaba por estar muy próxima a Milton, la ciudad en la que vivía Whitlock, logró el mejor crono de la historia para un hombre de 81 años terminando con un tiempo de 3 horas 30 minutos y 26 segundos.
 
El pasado mes de octubre, con 85 años, también en la maratón de Toronto, completó la carrera en menos de cuatro horas. Exactamente en 3 horas, 56 minutos y 34 segundos estableciendo un nuevo récord del mundo de esa edad y batiendo el anterior registro por casi 40 minutos.
 
Y aunque Whitlock estaba muy satisfecho por haber batido el récord mundial, ya tenía otro objetivo porque declaró al finalizar la carrera que "quería bajar de las 3 horas 50 minutos".
 
Ed Whitlock fue todo un ejemplo porque desde que se jubiló se dedicó a correr y no dejó de proponerse metas y alcanzarlas. Corría todos los días, solo, durante más de tres horas, por los caminos del cementerio de Milton. Le gustaba correr solo aunque tenía una vida familiar rica y completa. Era un hombre simpático y hablador pero cuando corría, prefería hacerlo solo. Era su momento. Era su lugar. Y competía contra sí mismo a pesar del tiempo y la edad.
 
El 13 de marzo el cementerio de Milton se preparó para recibirle porque Ed Whitlock falleció esa tarde. Una última carrera por su recorrido diario y de ahí, al cielo. Allí no hay calambres ni lesiones. Sólo el horizonte y la libertad de correr. Porque eso es lo que sentimos los que corremos. Y para los que seguimos corriendo en esta vida Ed Whitlock seguirá siendo inspiración. Porque el atletismo y la vida consiste en alcanzar tu propia meta, en esforzarse e intentarlo una y otra vez, en tener fe y creer que podremos alcanzarla, aunque la crucemos siendo EL ÚLTIMO RUNNER.
 

Ver el vídeo Ed Whitlock


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