El deporte es cultura - La cultura del deporte

Por Natalia Freire

La Deporteca

El Paseo de los Melancólicos



 
Calderon-mia


 


 
Mi madre siempre cuenta que yo soy del Atleti desde antes de nacer porque ella no dejó de ir al Calderón ni un solo partido mientras estuvo embarazada de mí y después continuó yendo domingo tras domingo. Mis primeros recuerdos de la niñez están ligados a esos muros y a esa valla por la que metía mis manos para llamar la atención de los ídolos de mi infancia.
 
Íbamos todos los domingos. Por la tarde a ver al Atleti y al domingo siguiente, por la mañana a las 12, a ver a los pequeños, que es como llamaba mi madre al Madrileño. Me gustaban esos partidos porque esperábamos a los jugadores en los bajos del estadio y podíamos acercarnos y hablarles. Juan Carlos Pedraza era mi favorito. También me gustaba volver a casa en el coche del padre de mi amiga Mariví porque nos dejaba sacar las bufandas por la ventanilla.
 
He pasado allí casi toda mi vida…
 
Cuando crecí me mudé al Fondo Sur donde llevo más de 20 años. Hemos visto de todo. Y yo, como mi madre, también fui embarazada. Y en cuanto nacieron mis hijos los llevé al Calderón y, como mi madre a mí, los amamanté en esas gradas. Lo de ser del Atleti lo han mamado, literalmente.
 
Hace un par de días, cuando mi hijo me escuchó decir que este domingo íbamos a ir al Calderón a ver al Atleti por última vez, se cogió un disgusto horrible. Dijo que no quería que lo derribaran. Que quería protegerlo. Que le gustaba su estructura, el césped, el cielo, el sol y las nubes que veía desde su asiento. Hasta las pantallas le gustaban, dijo.
 
Y mientras le abrazaba e intentaba consolarle comenzaron a sonar en mi cabeza los acordes de la melodía de The Smashing Pumpkinks Mellon Collie and the Infinite Sadness.
 

Calderon-previa


Escuchar The Smashing Pumpkinks - Mellon Collie and the Infinite Sadness


 
El 21 de mayo el caudal del río Manzanares se desbordará con nuestras lágrimas de emoción. Será el último día que pase con mi familia en la previa. Y no me refiero sólo a mi madre, tías, primos y sobrinos sino a mis hermanos atléticos, porque la gente que va al Calderón cada día de fútbol para ver jugar a nuestro equipo es también mi familia. Como dice mi amigo Santi, nuestro tercer apellido es Atleti.
 
Cada uno de nosotros, con nuestros recuerdos del Calderón, mantendremos ese lugar sagrado, nuestro Templo, vivo en nuestra memoria. Y lo recordaremos con melancolía cuando nos reunamos cerca del nuevo estadio. Mi primo Chus ya ha localizado un par de bares donde nos esperan con los brazos abiertos. Allá donde vayamos, nos mantendremos juntos. Y haremos nacer una nueva leyenda. Aunque puede que nos lleve algún tiempo. Pero lo haremos. Porque somos nosotros. El Atleti, somos nosotros.
 
Dentro de unos años pasearemos cerca del Manzanares. Nos pararemos un instante a recordar nuestro estadio. Respiraremos profundamente y sentiremos de nuevo ese aroma del césped recién regado, el olor a azufre de las bengalas y la brisa de los bufandeos. Y cerraremos los ojos y escucharemos el retumbar de los tambores, las palmas y los cánticos de la grada. Y sentiremos que vibra el suelo y escucharemos a lo lejos que bote el Calderón . Y el viento nos traerá nuestras voces cantando como una sola. Y la melancolía dará paso a una sonrisa porque nos pueden quitar el Calderón pero jamás nos quitarán nuestros recuerdos.
 

 


 

 

 

 

 

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