El deporte es cultura - La cultura del deporte

Por Natalia Freire

La Deporteca

Plomo en los bolsillos



 
Plomo en los bolsillos


 


 
Cuando yo era niña sabía que a principios del mes de julio, después de comer, en la tele no se podía ver otra cosa que no fuera el Tour de Francia. Recuerdo a mi padre en el sillón siguiendo con gran interés todo lo que ocurría en las carreteras francesas echando una cabezadita si la etapa en llano se hacía muy larga o emocionado comentando la ascensión al puerto más importante. Pero para la niña que yo era el Tour significaba que el verano había comenzado.
 
El Tour también fue muy importante para mi generación porque además de convertirse en la puerta hacia las vacaciones nos enseñó muchas expresiones que pudimos aplicar en nuestra vida como si de un código clave se tratara. De este modo crecimos llamando bielas a nuestras piernas, diciendo no me toques la badana cuando nos fastidiaba algo, haciendo la goma si no estábamos seguros de si queríamos o no salir con alguien o a yendo a hierro si nos enloquecía.
 
La influencia del Tour llegó hasta la música y por eso uno de los grupos representativos de esa generación, Vetusta Morla, le dedicó una canción.
 

Plomo en los bolsillos


Ver vídeo Vetusta Morla Tour de Francia


 
Uno de aquellos niños que creció esperando el Tour de Francia para certificar que el verano había comenzado fue el guipuzcoano Ander Izaguirre. La proximidad con Francia le permitía presenciar el paso de la carrera a pocos kilómetros de su casa. Cada año cruzaba la frontera para ver las etapas del Tour en los Pirineos. Quiso ser ciclista profesional pero alguien le recomendó que se dedicara a escribir. Fue una buena recomendación porque ahora se gana muy bien la vida haciéndolo. Su especialidad son los libros de viajes pero además de haber publicado artículos en revistas tan prestigiosas como National Geographic y Lonely Planet Magazine también ha escrito un libro futbolero titulado Mi abuela y diez más publicado por una de mis editoriales de culto, Libros del KO, en el que rinde homenaje a aquella Real Sociedad que ganaba Ligas en el viejo estadio de Atocha.
 
La semilla de pasión por el Tour que nació en su niñez le llevó a escribir Plomo en los bolsillos: penurias, malandanzas, fanfarronadas, locuras, traiciones, alegrías, hazañas, tragedias y sorpresas del Tour de Francia.
 
Con este libro ganó el III Certamen Del Libro Deportivo Marca en 2004 y lo publicó con la editorial Pearson aunque más tarde lo reeditó con Libros del KO. En la reedición se amplían algunas de las historias, especialmente, las relacionadas con Lance Amstrong.
 
El título se debe a dos de las historias que Ander cuenta en el libro. Una es la de Pélissier, ganador del Tour de 1923, que protestaba contra la dureza del reglamento pronunciando la frase que da título a este libro: pronto nos colocarán plomo en los bolsillos. Y la del pequeño Robic, ganador del 47, que se metía plomo en los bolsillos para bajar más rápido.
 
En el libro conocemos los detalles de los grandes duelos entre Merckx y Ocaña, Coppi y Bartali, Anquetil y Poulidor, las hazañas de Hinault e Induráin y la historia de Lance Armstrong.
 
En sus páginas también hay historias trágicas como la de Tom Simpson, que murió en 1967 mientras escalaba el Mont Ventoux, o la de Marco Pantani, aquel escalador de dibujos animados que ganó el Tour del 98 y que un año después, a punto de ganar el Giro, fue expulsado de la carrera por sus altos niveles de hematocrito. La sombra del dopaje fue tan alargada que en 2004 le “encontraron muerto, en la cama fría de un hotel, solo, rodeado de antidepresivos y ansiolíticos, devorado por un dolor silencioso”.
 
Pero también hay algunas anécdotas muy divertidas. Como la del argelino Zaaf que corrió el Tour de 1950 y, como buen musulmán, nunca había probado el alcohol hasta que en un día de mucho calor agarró un bidón que le tendió un espectador y le pegó un buen trago. Enseguida se percató de que no era agua sino vino de Corbieres y trató de escupirlo. Pero ya era demasiado tarde. Aunque bebió poco, fue suficiente para cogerse una buena cogorza y caerse, levantarse y empezar a pedalear hacia el lado contrario a la meta.
 
O como la bilbainada de Vicente Blanco que en 1910 fue en bici desde Bilbao hasta París para tomar la salida de aquel Tour. La salida la tomó. Pero para saber qué pasó después tendréis que leer el libro Plomo en los bolsillos de Ander Izaguirre.
 

Plomo en los bolsillos


 


 

 

 

 

 

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