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Por Natalia Freire

La Deporteca

La Bandera de la Nación Atlética



 
La Bandera de la Nación Atlética

FOTO: May Atleti


 

Nada más pitar el árbitro el final del partido contra el Rayo mi corazón empezó a latir aún más rápido. Ya no había excusa para eludir ese palpitar nervioso, esa mezcla de angustia y felicidad que me impide comer, dormir y concentrarme los días previos a un choque importante. Me despedí de mis compañeros de grada balbuciendo un “el martes nos vemos...”.
 
Pero no, el martes no nos vamos a ver. En realidad, el martes nos vamos a sentir. Muchos viajarán a Munich a apoyar al equipo pero la mayoría estaremos en nuestras casas, en nuestros bares, en nuestros puestos de trabajo, enviando la energía a nuestros jugadores, cuerpo técnico y a los aficionados que se desplacen hasta allí. Creyentes de la Nación Atlética unidos por un mismo sueño.
 
Siempre que juega el Atleti llevo tres objetos conmigo: una bufanda de las pequeñas que le compré a mi hijo cuando nació pero que al final me quedé yo, otra bufanda que compré el día que el Cholo dirigió el primer partido en el Calderón y la Bandera que me regaló mi primo Chus.
 
Las bufandas llevan conmigo más de 4 años pero la Bandera es de esta temporada. Desde que me la regaló Chus, una noche en la que conocí a algunos atléticos muy especiales, la he llevado a todas partes y la he ondeado orgullosa.
 
El sábado también ondeó en la previa del partido y en el estadio. Al término del partido, una vez más, salimos cantando al exterior del Calderón y, ya en la calle, recogí las bufandas. Fue entonces cuando me di cuenta de que la Bandera no estaba entra mis manos. Di la vuelta apresuradamente y caminando contra la corriente de atléticos que salían volví a entrar al estadio con la esperanza de encontrarla por el camino. Subí las escaleras, sí, de dos en dos, perdí al subir el norte y la respiración, pero cuando llegué sólo encontré las gradas vacías y ni rastro de la Bandera.
 
Me sentí fatal porque esa Bandera era, además de un regalo, un símbolo de hermandad con mis compatriotas de la Nación Atlética.
 
Asumí que la había perdido pero mis sentimientos nada tenían que ver con la superstición. No creo en la suerte que puedan dar los objetos aunque sí creo en la energía que la gente puede generar gracias a ese tipo de símbolos. Sentí que no había tenido cuidado protegiendo lo que me fue encomendado. Sentí que les había fallado. Desolada, confesé públicamente. Y entonces recibí una respuesta que no esperaba. La Nación Atlética se movilizó. Yo agradecí los gestos pero estaba convencida de que jamás la recuperaría y sólo deseaba que quien la hubiera encontrado la ondeara y paseara con orgullo como yo hice hasta que la perdí.
 
24 horas después alguien me escribió diciendo que mi Bandera estaba a salvo. Un compañero de grada que tiene su localidad unas filas más abajo que la mía, y con el que había estado charlando durante el descanso del partido mientras de fondo sonaba el Valiente de Vetusta Morla, la encontró en las escaleras y la recogió. Él no usa twitter pero un amigo que estaba con él cuando encontró la Bandera, sí. En cuanto le localizó al día siguiente y comprobaron que era igual que la de mis fotos, me avisaron y la búsqueda terminó.
 
Ser valiente no es sólo cuestión de suerte
 

Vetusta Morla - Valiente
 


 
No os podéis imaginar lo que sentí. Mi alegría no era por recuperar la Bandera. Mi sorpresa no era porque la tuviera alguien a quien conocía. Mi asombro no era por haber tenido la suerte de que un buen atlético con quien comparto grada hace años fuera quien la encontrara, era porque la habíamos hallado gracias al empeño de muchos desconocidos que quisieron ayudar a una persona que comparte con ellos la misma pasión. Y porque, curiosamente, volvió hasta mí gracias a alguien que se llama RoadToMilan28_5
 
No olvido los sueños vuelvo a lo que no acabó
 
El martes, antes del partido, la Bandera ondeará en la ventana de mi casa junto al cartel que hicieron mis hijos cuando confesé que era una Mala Madre. Pero esa Bandera ya no me pertenece. Ya no es mía. Ahora pertenece a todos mis compatriotas de la Nación Atlética.
 

La Bandera de la Nación Atlética

 

 

 

 

 

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